Me doy cuenta que estoy creciendo. El tiempo pasa tan rápido, que siento que el aire cuando entra por mil pulmones no alcanza a llenar todo mi pecho. Como que todo queda a medias. Mi vida está medio a medias supongo.
No alcanzo a terminar nada. No alcanzo a empezar todo. Y pienso que me vuelvo una adulta que no quiere serlo, aunque siempre he arrancado de la niña que creo que soy. Estoy en el medio. En el medio de la nada. Vivo mi mundo. Sueño cosas extrañas, despierto en medio de la noche.
Despierto en medio de la noche porque vivo a medias. Entre dormida y despierta. Quiero estar bien dormida o estar bien despierta.
A veces creo que vivo en el equilibro, esto de estar siempre en el medio tampoco es la solución fácil. Sientes que te vas a caer constantemente. Pero te paras, y nunca te caes. Misteriosamente nunca te caes.
Me gusta estar en el medio, aunque todo el mundo crea que estoy en uno u otro extremo. Porque lloro intensamente. Especialmente porque río intensamente. Porque estoy enojada, o porque estoy feliz. No tengo esos sentimientos híbridos. Si soy tan intensa quizás no estoy en el medio. Quizás estoy en ambos lados.